Con motivo de la exposición antológica de la obra de
Max, Kalandraka edita el libro de la muestra. Todos los detalles más abajo.
-Max: Panóptica, 1973-2011
Textos: José Carlos Llop, Santiago García,
Alberto Ruiz de Samaniego
Ilustraciones: MAX
Rústica, 240 páginas, 21,5 x 25,5 cm., color
Contiene textos en inglés y francés.
PVP: 35 €
Con más de un centenar de muestras, entre bocetos y creaciones publicadas e inéditas,
“Max: Panóptica, 1973-2011” abarca casi cuatro décadas de trayectoria de uno de los artistas visuales másrepresentativos del panorama actual.
El Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM) acoge una retrospectiva de su obra, que también recorrerá la red internacional del Instituto
Cervantes. El libro de la muestra -dividido en cuatro etapas, una para cada decenio- reúne historietas, carteles, carátulas para producciones discográficas, trabajos para libros o colaboraciones en prensa. Se completa con fotografías que, desde su juventud, reflejan el recorrido profesional y vital de Max.
En un artículo titulado "Max en el tiempo", el escritor José Carlos Llop incide en la madurez artística del autor, su capacidad para haber fraguado un estilo propio cuando otros artista aún estaban forjando su incipiente identidad visual. Destaca de él su carácter observador, su universo visual "ucrónico", con dibujos e historias "alejadas del tiempo y al mismo tiempo inscritos en sus rastros"; su apego por llevar a los lectores a un "mundo antiguo" -hadas, bosques, dioses, el "postvictorianismo lovecraftiano", explica Llopmientras otros compañeros de generación ambientaban su obra en la modernidad.
“El reino de la infancia. La palabra reino. El reino del bosque. El reino del desierto. Este es el Max que conozco. El reino de Max. Del bosque al desierto. De la sensual mitología a la cáustica metafísica. Del erotismo al ascetismo. De la tribu a la soledad. Y al fondo, la literatura, que también está; que no se entiende -Max- sin ella”. (José Carlos Llop).
“El trazo de Max, desde sus orígenes, es permeable y generoso: el trazo de un artista que detecta, reconoce afinidades, las canibaliza amorosamente y sabe seguir avanzando y creciendo en un constante afinamiento de su propia identidad. Como sabe todo fiel seguidor de la obra de Max, su trayectoria ha tenido sus fases Chaland, sus tránsitos Ever Meulen, sus interludios griegos, sus rupturas airadas y sus éxtasis surreales, pero en ningún momento, ni siquiera en las primeras fases de construcción de un carácter propio y reconocible a través del estilo, ha aflorado la sospecha de estar ante un creador condenado a la mímesis por limitación o déficit de elocuencia propia”. (Jordi Costa).
La originalidad y la constante renovación son cualidades que, para el guionista de cómic y crítico Jordi Costa, definen la obra de Max, al que se refiere como "el más disneyiano de los dibujantes underground del país". Mientras en EEUU los promotores de la publicación alternativa Air Pirates Funnies parodiaban a los -no tan inocentes- personajes de la factoría Disney, con Mickey Mouse como "símbolo de una hipocresía cultural genuinamente americana", Max ya era un referente en la revista El Víbora.
Los trabajos que en la década de los 70 habían sido en blanco y negro, se empiezan a teñir de color en los 80. Bajo sus viñetas subyace siempre un porqué, una reflexión intelectual ligada al movimiento cultural de la época. Sus personajes son una reacción a las tendencias vigentes, rebeldes y críticos con las convenciones. "Gustavo nació como reacción ideológica a la temprana desideologización de la Contracultura", explica Costa; un "héroe activista" cargado de "sombra y ambigüedad", un personaje postunderground "capaz de ejercitar esa politizada acción directa que, en nuestros días, resultaría más controvertida, agresiva y provocadora de lo que fue entonces". Su figura "crece, evoluciona y se enturbia" en la parodia de Peter Pank en Punkilandia, otro de los iconos de Max.
Pero en los años 90, cuando el cómic español atraviesa una crisis, Max vira el rumbo, apuesta por la ruptura gráfica y, junto con Pere Joan y Álex Fito, crea la revista Nosotros somos los muertos, con la que nace el germen de la novela gráfica contemporánea en España y su nueva faceta como escritor.
“Max es el único historietista capaz de hacer cómic a partir de la filosofía en la colección donde dibuja el pensamiento de Deleuze o Arendt sobre textos de Marta Larrauri. De un concepto nace una secuencia de viñetas, y el discurso no verbal que estas elaboran no es tanto ilustrativo como complementario (o alternativo) del texto de partida. Por eso, también, es capaz de hacer filosofía dibujada cuando cumple con escrupulosa profesionalidad (porque estamos hablando de un artista contemporáneo con la profesionalidad de un artesano medieval) con cada ilustración semanal para el suplemento Babelia”. (Santiago García).
“Los personajes de Max experimentan ese sentimiento de extrañeza, el asombro y la maravilla de estar allí. Esa sensación es lo que los griegos, justamente, llamaron ‘la cadena del ser’. Bardín se topa a menudo con ella: es la sensación de estar inmerso en el mundo, de formar parte de él, en una suerte de continuidad que se extiende desde la más pequeña brizna de hierba hasta las estrellas”. (Alberto Ruiz de Samaniego).
Max (Barcelona, 1956) inició su carrera artística en 1973 cuando se unió al grupo El Rollo y su fanzine contracultural El Rollo Enmascarado. Influido por la obra de Robert Crumb, ha colaborado en revistas como Mata Ratos, Star, Butifarra e Integral. Fue uno de los fundadores, en 1979, de El Víbora, donde surgieron los personajes de Gustavo y Peter Pank. Por el camino fue sumando las influencias artísticas de Yves Chaland y Ever Meulen. Colabora con el diario El País y el suplemento cultural Babelia. Recibió numerosas distinciones: el Premio de la Crítica Serra d’Or 1996, el Premio Nacional de Ilustración Infantil en 1997, el Premio Ignatz (EEUU) en 1999, el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona en el año 2000, y el Premio Nacional de Cómic en 2007 por la creación del personaje de Bardín el Superrrealista. Ese mismo año se le adjudicaron el Premio Junceda Iberia y los premios a la mejor obra, mejor dibujo y mejor guión del Salón del Cómic de Barcelona. Como ilustrador ha hecho carteles, cubiertas de libros y discos, ilustraciones para prensa, libros infantiles y animaciones. Es presidente de la Federación de Asociaciones de Ilustradores Profesionales.
“Max: Panóptica 1973-2011” es el título de la exposición comisariada por Marta Sierra Caussó que se ha inaugurado en el MuVIM de Valencia y del libro-catálogo homónimo, diseñado por Aina Capdevila y coeditado por el propio MuVIM, el Instituto Cervantes y KALANDRAKA. La muestra, que permanecerá abierta al público hasta el 28 de agosto, es una retrospectiva de la obra de Francesc Capdevila ‘Max’, que abarca desde la década de 1970 hasta la actualidad. Presenta 120 trabajos originales del que está considerado como uno de los ilustradores y dibujantes de cómic más rebeldes, polifacéticos y galardonados. Carteles, revistas de banda diseñada, libros infantiles o diseño gráfico a donde se asoman los principales iconos gráficos de Max, desde Gustavo hasta Bardín, pasando por Peter Pank.