Sinceramente, me siento muy afortunado de poder haber entrevistado a una de las artistas más importantes de éste país, estoy hablando de Purita Campos (Barcelona, 1937). Una profesional con más de 50 años de carrera, que hizo muy feliz a toda una generación de adolescentes, con las historias de Esther, que creará en 1971, junto a Phillip Douglas, para la revista británica Princess Tina, bajo el título original de Patty´s world. Tres años más tarde, en 1974, Bruguera publicaría dichas historias bajo el nombre “Esther y su mundo”, en el semanario Lily, logrando un éxito muy importante. En la actualidad Purita sigue en la brecha, con la revisión y publicación de toda la obra de Esther; y la creación de nuevas aventuras, de la mano de Carlos Portela. Desde aquí queremos felicitarla por la reciente obtención de la Medalla de Oro de Bellas Artes del año 2009. Estas fueron sus palabras.
¿Cómo empezó su afición por la ilustración?¿Cómo recuerda sus inicios en Bruguera? ¿Fue difícil entrar en la editorial?
Llegué por casualidad, ni había pensado nunca en hacer cómic, dibujaba moda, era ilustradora para revistas de moda; estaba haciendo Bellas Artes, eso es lo que hacía.
Mí hermano conoció a Manolo Vázquez, entonces Manolo Vázquez dijo: “que venga a Editorial Bruguera que la recibiré”, fui y él no estaba, y salió Víctor Mora, miraron los dibujos y me dijo: “puedes empezar mañana si quieres”. Llevaba dibujos pero no eran de cómic, lleve una carpeta lo que yo hacía: retratos al natural, dibujos. Pensé, estaré una temporadita y veré de qué se trata esto, no tenía intención de dibujar cómic; fui y empecé a hacer ilustraciones para revistas, para encabezar una historia, una carita, una escenita pequeña, cosas así. El ambiente me gustaba, la gente era muy amable, muy agradable, y empecé a ver páginas de cómic por los ilustradores de entonces, que había algunos muy buenos. Ya me cogió mucho interés por el cómic, empecé a aficionarme, hice muchas amistades, empecé a comprarme cómics, a leer revistas, a meterme en el mundo, cada vez me gustaba más, a dibujar mejor.
Entrar en Bruguera fue muy fácil, lo difícil fue después continuar y dibujar cómics como Dios manda.
¿Cómo empezó su afición por la ilustración?¿Cómo recuerda sus inicios en Bruguera? ¿Fue difícil entrar en la editorial?
Llegué por casualidad, ni había pensado nunca en hacer cómic, dibujaba moda, era ilustradora para revistas de moda; estaba haciendo Bellas Artes, eso es lo que hacía.
Mí hermano conoció a Manolo Vázquez, entonces Manolo Vázquez dijo: “que venga a Editorial Bruguera que la recibiré”, fui y él no estaba, y salió Víctor Mora, miraron los dibujos y me dijo: “puedes empezar mañana si quieres”. Llevaba dibujos pero no eran de cómic, lleve una carpeta lo que yo hacía: retratos al natural, dibujos. Pensé, estaré una temporadita y veré de qué se trata esto, no tenía intención de dibujar cómic; fui y empecé a hacer ilustraciones para revistas, para encabezar una historia, una carita, una escenita pequeña, cosas así. El ambiente me gustaba, la gente era muy amable, muy agradable, y empecé a ver páginas de cómic por los ilustradores de entonces, que había algunos muy buenos. Ya me cogió mucho interés por el cómic, empecé a aficionarme, hice muchas amistades, empecé a comprarme cómics, a leer revistas, a meterme en el mundo, cada vez me gustaba más, a dibujar mejor.
Entrar en Bruguera fue muy fácil, lo difícil fue después continuar y dibujar cómics como Dios manda.
Usted estudio dos años interpretación en su juventud, aunque su verdadera vocación era la ilustración, ¿qué le hubiera gustado llegar a ser de continuar con la interpretación?
Hacerlo muy bien, desde luego. Realmente la interpretación me gustaba tanto como el cómic, me costo mucho decidir, tenía que elegir, porque no se puede hacer todo. Al final elegí el cómic por las circunstancias también, porque mi familia eso de que tuviese que actuar de actriz y volver tan tarde por la noche en aquella época, todo eso se miraba mucho, y al final pensé, igual me gusta una cosa que la otra, elegiré el cómic. Siempre me ha quedado aquella espinita, porque después, muchos de mis compañeros han triunfado, han sido actores buenos, han salido en la tele, pero también estoy contenta con lo que he hecho.
Tras diez años trabajando para Bruguera, y más tarde en la agencia Creaciones Editoriales, propiedad de Bruguera, ¿qué le supuso iniciar una obra como Esther y su Mundo en el año 1971?
En mi vida todo ha venido como rodado, un poco por casualidad, yo pedí que o dejaba el cómic (también estuve a punto de dejarlo entonces), porque pensaba en dedicarme más a la moda. Siempre he estado entre varias aguas, porque todo me ha gustado, y al final tienes que decidir por una o por la que ves que te va a ir mejor.
Era muy inseguro, te enviaban un guión ahora, otro luego, no era un trabajo estable, entonces le pedí a Sr. González, el director de Bruguera, que me interesaría hacer un serial, porque te asegurabas trabajo para dos, tres meses o cuatro meses; eso ya me interesaba más. Me enviaron “Esther y su mundo”, por mediación de Creaciones Editoriales, el representante que tenían en Londres, me consiguió trabajo, junto con un guionista, que era Philip Douglas, para hacer “Esther y su mundo”. Lo acepte, me gusto, leí el guión y pensé que sería que sería como un trabajo tirando a largo para un año. Me engancho mucho el guión, lo que pedía Philip y duro veinte años; había mucho feeling, los guiones eran estupendos. Iba cada año a Londres, comentábamos lo que iba a pasar, había una complicidad, un poco como pasa ahora con Carlos Portela. Es qué si no, no se puede trabajar a gusto.
¿Cuánto ha puesto de usted en las historias de Esther?
Muchísimo, con Esther me sentía identificada. Cuando yo tenía 13 años y pensaba en mí, reaccionaba como Esther, me sentía muy identificada, creo que por eso ahora se sienten identificadas también las niñas de ahora, porque es un modelo de de personaje que retrata la adolescencia y los problemas que tienes, que son los problemas que tenemos siempre. Cambia el exterior, la moda, la manera de hablar, pueden cambiar muchas cosas, pero los sentimientos no cambian nunca, siempre son los mismos.
Hacerlo muy bien, desde luego. Realmente la interpretación me gustaba tanto como el cómic, me costo mucho decidir, tenía que elegir, porque no se puede hacer todo. Al final elegí el cómic por las circunstancias también, porque mi familia eso de que tuviese que actuar de actriz y volver tan tarde por la noche en aquella época, todo eso se miraba mucho, y al final pensé, igual me gusta una cosa que la otra, elegiré el cómic. Siempre me ha quedado aquella espinita, porque después, muchos de mis compañeros han triunfado, han sido actores buenos, han salido en la tele, pero también estoy contenta con lo que he hecho.
Tras diez años trabajando para Bruguera, y más tarde en la agencia Creaciones Editoriales, propiedad de Bruguera, ¿qué le supuso iniciar una obra como Esther y su Mundo en el año 1971?
En mi vida todo ha venido como rodado, un poco por casualidad, yo pedí que o dejaba el cómic (también estuve a punto de dejarlo entonces), porque pensaba en dedicarme más a la moda. Siempre he estado entre varias aguas, porque todo me ha gustado, y al final tienes que decidir por una o por la que ves que te va a ir mejor.
Era muy inseguro, te enviaban un guión ahora, otro luego, no era un trabajo estable, entonces le pedí a Sr. González, el director de Bruguera, que me interesaría hacer un serial, porque te asegurabas trabajo para dos, tres meses o cuatro meses; eso ya me interesaba más. Me enviaron “Esther y su mundo”, por mediación de Creaciones Editoriales, el representante que tenían en Londres, me consiguió trabajo, junto con un guionista, que era Philip Douglas, para hacer “Esther y su mundo”. Lo acepte, me gusto, leí el guión y pensé que sería que sería como un trabajo tirando a largo para un año. Me engancho mucho el guión, lo que pedía Philip y duro veinte años; había mucho feeling, los guiones eran estupendos. Iba cada año a Londres, comentábamos lo que iba a pasar, había una complicidad, un poco como pasa ahora con Carlos Portela. Es qué si no, no se puede trabajar a gusto.
¿Cuánto ha puesto de usted en las historias de Esther?
Muchísimo, con Esther me sentía identificada. Cuando yo tenía 13 años y pensaba en mí, reaccionaba como Esther, me sentía muy identificada, creo que por eso ahora se sienten identificadas también las niñas de ahora, porque es un modelo de de personaje que retrata la adolescencia y los problemas que tienes, que son los problemas que tenemos siempre. Cambia el exterior, la moda, la manera de hablar, pueden cambiar muchas cosas, pero los sentimientos no cambian nunca, siempre son los mismos.
Esther se convirtió en un fenómeno dentro del mundo del cómic durante casi dos décadas, ¿hasta donde quiere llegar con el personaje?
Nos hemos propuesto llegar hasta el final, que el final va a ser en el libro seis (de las nuevas aventuras de Esther), finalizar la historia. Estamos elaborando los tres que quedan, más o menos, la sinopsis para en el tercero ya cerrarlo.
Dentro del apartado gráfico, ¿cómo plantea el concepto de cada página?
A mí lo que me preocupa más (no es que no me guste, me gusta hacerlo, pero es un reto), es cuando empiezo, la página en blanco, es horroroso, qué pongo allí, a medida que empiezo a hacer, y voy abocetando un poquito lo que va a ser, leo el guión, ya me empiezo a animar. Trabajo mucho, no lo hago a la primera como muchos dibujantes, no, hago bocetos, me lo preparo, pienso varias escenas en la misma viñeta, como puede quedar mejor; me lo trabajo mucho.
Sabido es su capacidad artística, ¿para cuando una exposición de sus obras de arte pictóricas?
Ya he hecho alguna exposición, bueno quizá cuando acabe dentro de tres años, quizá me dedique más a la pintura. Además tengo mis alumnos, que he estado dando clases; tuve una escuela (porque primeramente lo necesitaba), después la deje, y ahora con lo de Glénat pues ya voy bien y no necesito darlas, pero es que las doy, porque los quiero mucho a mis alumnos. Vienen sola una tarde a la semana, nos lo pasamos muy bien, hablamos de pinturas, de cosas, bueno es como una familia, me cuesta mucho ahora dejarlos. Este curso no he dado clase, y les prometí que para enero, y ya veré.
Nos hemos propuesto llegar hasta el final, que el final va a ser en el libro seis (de las nuevas aventuras de Esther), finalizar la historia. Estamos elaborando los tres que quedan, más o menos, la sinopsis para en el tercero ya cerrarlo.
Dentro del apartado gráfico, ¿cómo plantea el concepto de cada página?
A mí lo que me preocupa más (no es que no me guste, me gusta hacerlo, pero es un reto), es cuando empiezo, la página en blanco, es horroroso, qué pongo allí, a medida que empiezo a hacer, y voy abocetando un poquito lo que va a ser, leo el guión, ya me empiezo a animar. Trabajo mucho, no lo hago a la primera como muchos dibujantes, no, hago bocetos, me lo preparo, pienso varias escenas en la misma viñeta, como puede quedar mejor; me lo trabajo mucho.
Sabido es su capacidad artística, ¿para cuando una exposición de sus obras de arte pictóricas?
Ya he hecho alguna exposición, bueno quizá cuando acabe dentro de tres años, quizá me dedique más a la pintura. Además tengo mis alumnos, que he estado dando clases; tuve una escuela (porque primeramente lo necesitaba), después la deje, y ahora con lo de Glénat pues ya voy bien y no necesito darlas, pero es que las doy, porque los quiero mucho a mis alumnos. Vienen sola una tarde a la semana, nos lo pasamos muy bien, hablamos de pinturas, de cosas, bueno es como una familia, me cuesta mucho ahora dejarlos. Este curso no he dado clase, y les prometí que para enero, y ya veré.
En la actualidad, acude de salón en salón recibiendo homenajes por su 50 aniversario en el 9º Arte. ¿Qué siente ante tanto reconocimiento?
Me emociona mucho, ahora de verdad, trabajo ahora porque no quiero decepcionar, de verdad, a estas chicas que me quieren tanto. Es un compromiso.
¿Qué recuerdo guarda mejor de sus fans a lo largo de estos años?
Tengo recuerdos muy bonitos. Hace poco vino una chica y me empezó a explicar que de pequeña ella me leía y que le hice psicológicamente mucho bien. Todo eso te conmueve, personas que a lo mejor se sentían muy solas, que tenían problemas, enfermedades; gracias a Esther les ayudo muchísimo, y son sinceros, me asombra, tengo que hacerlo, no me queda más remedio.
Me emociona mucho, ahora de verdad, trabajo ahora porque no quiero decepcionar, de verdad, a estas chicas que me quieren tanto. Es un compromiso.
¿Qué recuerdo guarda mejor de sus fans a lo largo de estos años?
Tengo recuerdos muy bonitos. Hace poco vino una chica y me empezó a explicar que de pequeña ella me leía y que le hice psicológicamente mucho bien. Todo eso te conmueve, personas que a lo mejor se sentían muy solas, que tenían problemas, enfermedades; gracias a Esther les ayudo muchísimo, y son sinceros, me asombra, tengo que hacerlo, no me queda más remedio.
En las nuevas entregas de las nuevas aventuras Esther, en su tercera entrega, ¿qué nos vamos encontrar? Parece ser que se reencuentra con su amor de toda la vida: Juanito Wowden, de una forma muy especial.
Ya han llegado a un punto de no retorno, como dicen algunas fans: “ahora sí que Esther, ya es de Juanito”. La idea ha fluido, Carlos tiene unas ideas estupendas, y este el libro tres es muy maduro, muy aprovechado, la idea de que Esther fuese de Juanito, esa es la idea que tenemos todas y todos.
Ya han llegado a un punto de no retorno, como dicen algunas fans: “ahora sí que Esther, ya es de Juanito”. La idea ha fluido, Carlos tiene unas ideas estupendas, y este el libro tres es muy maduro, muy aprovechado, la idea de que Esther fuese de Juanito, esa es la idea que tenemos todas y todos.
¿Cómo es su colaboración con Carlos Portela, el guionista de las nuevas aventuras?
Nos conocimos en el Salón de La Coruña, en Viñetas desde el Atlántico. Hay feeling entre los dos, empezamos a hablar de series de televisión, de películas, y Antonio Martín (Editor y director de la colección de Esther), que estaba con nosotros, pensó que quizá sería muy buen guionista y lo acertó realmente.
¿Qué nuevos retos tiene de cara al futuro?
El futuro, no ahora, siempre, me programo a cortos plazos. Por ejemplo ahora tengo que hacer Esther, ha de salir toda la Esther clásica, que saldrán quizá hasta unos veinticinco libros (vamos por el diez ahora), tengo para dos o tres años, con las nuevas lo mismo. Y no me quiero programar más, porque creo que no es conveniente, lo hecho siempre, siempre a cortos plazos de un año, de dos, a menos que saliese algo que fuera extraordinario. Para mí esto es algo extraordinario ahora. Cuando eres muy joven, que empiezas, sabes lo que quieres o tienes idea de que quieres ser esto, lo otro, yo ya sé lo que soy; entonces ya me voy programando a plazos cortos.
Nos conocimos en el Salón de La Coruña, en Viñetas desde el Atlántico. Hay feeling entre los dos, empezamos a hablar de series de televisión, de películas, y Antonio Martín (Editor y director de la colección de Esther), que estaba con nosotros, pensó que quizá sería muy buen guionista y lo acertó realmente.
¿Qué nuevos retos tiene de cara al futuro?
El futuro, no ahora, siempre, me programo a cortos plazos. Por ejemplo ahora tengo que hacer Esther, ha de salir toda la Esther clásica, que saldrán quizá hasta unos veinticinco libros (vamos por el diez ahora), tengo para dos o tres años, con las nuevas lo mismo. Y no me quiero programar más, porque creo que no es conveniente, lo hecho siempre, siempre a cortos plazos de un año, de dos, a menos que saliese algo que fuera extraordinario. Para mí esto es algo extraordinario ahora. Cuando eres muy joven, que empiezas, sabes lo que quieres o tienes idea de que quieres ser esto, lo otro, yo ya sé lo que soy; entonces ya me voy programando a plazos cortos.
¿Cómo le gustaría ser recordada dentro del mundo del cómic?
Después de éste boom de Esther, imagino que voy a ser recordada, antes no, aunque salió durante tantos años aquí, pensaba que ya nadie se acordaba o se acordarían poco, pero ahora con este boom, supongo que sí, que me recordarán. Gente a lo mejor que ni me miraban, ahora me miran con otro interés, bueno, pues mira, gracias.
Muchas gracias por sus amables palabras.
Después de éste boom de Esther, imagino que voy a ser recordada, antes no, aunque salió durante tantos años aquí, pensaba que ya nadie se acordaba o se acordarían poco, pero ahora con este boom, supongo que sí, que me recordarán. Gente a lo mejor que ni me miraban, ahora me miran con otro interés, bueno, pues mira, gracias.
Muchas gracias por sus amables palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario