lunes, 22 de abril de 2013

Lecturas: Los chicos que coleccionaban tebeos, de Julián M. Clemente y Helio Mira


Aquellos que vivimos la publicación de los tebeos de superhéroes en la década de los ochenta, asistimos a una eclosión de aventuras de prodigiosas de autores de renombre, entre los que se encontraban: Frank Miller, Alan Moore, John Byrne, Alan Davis, Brian Bolland, George Pérez, Chris Claremont, John Romita Jr., David Mazzucchelli, Marv Wolfman o Neil Gaiman. Historietas publicadas aquí por las míticas Comics Forum (Marvel) y Ediciones Zinco (DC Comics). Una época, que el editor de Marvel de Panini, Julián M. Clemente, y el guionista y director Helio Mira, han recreado en una novela sorprendente, “Los chicos que coleccionaban tebeos”. Un trabajo lleno de nostalgia, que nos devuelve parte de aquellos años; una historia que nos relata la amistad de cuatro amigos, que se convierten en adultos, en el que su mayor hobby era conseguir los tebeos más preciados, los que cambiaron de alguna manera el rumbo del cómic mainstrean, y que marcaron de por vida a una generación de lectores.

La novela comienza en el marco del estreno del film de Los Vengadores, un 27 de abril de 2012,  cuando Nicolás y Sonia, van a ser padres por primera vez. Un momento vital en sus vidas, en el que recién estrenada la paternidad del muchacho, recibe la llamada de uno de sus mejores amigos del instituto, Justo Manuel, un coleccionista de tebeos como él. Le comunica que se ha muerto uno de la pandilla, avisándole del funeral, para que asista a dicha ceremonia. Las dudas ante el deber con su mujer e hijo, se disipan cuando Sonia, le dice que debe ir al pueblo a despedir a su amigo, ella estará bien atendida.

Momento en el que veremos trasladar la historia a 1985,  de cómo se conocieron Nicolás, y Justo Manuel, gracias al intercambio del nº 1 USA, de Secret Wars II. Desde ese momento, comenzaron a intercambiar tebeos (como los números de los 4F que le faltaban), y entablar una amistad. A la que se añadiría, Alfredo, un chico mayor que ellos (17 años, dos y pico más que ellos), con el que hicieron buenas migas, gracias al concurso de la emisora Radio Centro, donde ponía una música estupenda y organizaba concursos. Cerrando el grupo, Roberto Garzón (de padre adinerado), el cual también disfrutaba de la lectura de los tebeos; entrando a formar parte de su círculo, gracias a la aparición en el instituto con un Extra de Superhéroes de Lobezno, de Chris Claremont y Frank Miller. Un tebeo editado por Comics Forum, con el fliparon, y del que surgiría un plan por conseguir más números atrasados, junto con la colección de Novela Gráficas, en un pueblo de al lado, con el consiguieron meterse en un buen lío. 

Desde ese momento tanto Clemente como Mira, nos desgranan la relación de aquellos chicos con los tebeos, sus estudios, los fracasos amorosos, la primera librería de cómics del pueblo, El Cobra (en homenaje a la revista El Víbora), con la que dejarían de peregrinar de quiosco en quiosco. A su dueño, al que pronto le cogerían manía, lo tendrían siempre atravesado, por lo ruin que era con los tebeos que cambiaba el personal que aparecía por la tienda; así como su odio a los superhéroes. La mítica muerte de Fénix en “En el destino de Fénix”,  el número 6 inencontrable de La Patrulla-X de Surco; la llegada del Dark Knight, de Frank Miller, del que discutirían su elevado precio, respecto a los tebeos de Forum. El famoso correo del lector: Marvelmanía, y la imposibilidad de ver por fin contestada una de las cartas que había enviado con tanta devoción al Profesor Loki y al Dr. Átomos. La guerra Forum-Zinco, la publicación de Watchmen, y las genialidades de Alan Moore. Situaciones,  que los autores de la novela nos narran con pasión, alternando un periodo que abarca de 1985 a 1989, con el año 2012. Fecha en la que parte la obra, y que viene a rememorar tiempos de su juventud, viendo pasar los años y donde ha derivado aquella afición de los tebeos.

Una novela que viene a ser la crónica de la Generación Forum-Zinco, la de unos lectores (entre los que me encuentro), que vivieron algo muy especial. “Los chicos que coleccionaban tebeos”, es el reflejo de una parte de nuestra vida, narrada de una forma muy amena, que se lee de principio a fin, con una soltura admirable, de forma coloquial, y con el que uno llega a identificarse con los protagonistas del libro. En el a que buen seguro, sus autores también ha volcado su experiencia personal, vital, musical, y cinematográfica.

¿Quién no ha cometido en su vida una locura por los tebeos? ¿Quién no ha cateado alguna asignatura? ¿Quién no ha buscado ese número perdido en su colección? ¿Quién no recorrió los quioscos de su ciudad en busca de la novedad del mes? Todo esto y más, son algunas de las cosas que encontraremos en esta maravillosa novela, que habla algo más que los tebeos: la verdadera amistad entre los amigos, siempre perdurará ahí por más que estén distanciados físicamente. Gracias, Julián, Helio, me habéis emocionado con esta historia, y eso algo que perdurará por mucho tiempo en mi memoria.


“Los chicos que coleccionaban tebeos”

Texto: Julián M. Clemente, Helio Mira
Editorial: Panini Books
Formato: cartoné con sobrecubierta, 208 páginas, 15,6 x 23,5 cm,
PVP: 15 €

Valoración: **** ½

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