miércoles, 21 de marzo de 2012

Lecturas: Wimblendon Green, de Seth


Cada nueva aparición de una obra de Seth en el mercado, es un acontecimiento para sus fieles seguidores. Es el caso de “Wimblendon Green”, una obra que data del año 2005, que hasta la fecha no había tenido su oportunidad de publicación en nuestro país. Sin Sentido retoma acertadamente, el trabajo del autor, un artista que parece tocado por una don especial: el de contar historias que llegan al lector, de una forma sencilla y pausada; con personajes extraordinarios aparecidos en títulos de la talla de “George Sprott”, “Ventiladores Clyde” o “La vida es buena si no te rindes”. Tres títulos que ya forman parte esencial del patrimonio de la historieta, al que se une ahora “Wimblendon Green”.


La historia de “Wimblendon Green”, nos habla de un coleccionista de cómics, el mayor que se ha conocido, en la búsqueda de la pieza más cotizada o más rara de encontrar, entre los coleccionistas que la pretendan. Poco a poco, Seth nos va dando pistas, mediante historias cortas, de la importancia de este coleccionista, y las envidias que producía por donde pasaba. Un tipo que no le temblaba la mano a la hora de invertir el dinero que fuere, a la hora de ganar una subasta. Para algunos, un mito, una ilusión, confundiéndole algunos, en dos personas totalmente diferentes. Su mayor obsesión, ir de pueblo en pueblo, buscando en viejos ultramarinos, sótanos de iglesias, almacenes o barberías; hasta encontrar la joya más difícil, con tal de completar su colección. Entre las colecciones más nombradas se hallaba la de Wilbur R. Webb, un lote de cómics que fue conprada por Wimblendon Green a un precio justo (según él), en 1974, ante la llamada del propio Wilbur: levantando suspicacias entre el resto de coleccionistas. No sería hasta 1981, cuando reaparecía dicha colección mermada en un buen número de cómics (300 nada menos), acabando en una subasta polémica, en el que los precios habían sido inflados: un asunto muy turbio.

Entre historia e historia, Seth nos muestra dibujantes que hicieron furor durante “la edad de oro” de los cómics, autores como Less Moore o Hal Drake. Y títulos como “Fine and Dandy" o “The Green Ghost”, para darle un mayor realismo si cabe a esta historia de ficción, con algunos toque de humor, y alguna que otra crítica al cómic del mainstrean superheroico. Seth, alias de Gregory Gallant (Clinton, Ontario, Canada, 1962), consigue mediante historias cortas, llevar a buen puerto la historia de “Wimblendon Green”. La de un comprador compulsivo de tebeos, en el que algunos podemos vernos reflejados. Gráficamente, la obra destaca por un recurso narrativo habitual en el canadiense, viñetas de un mismo tamaño, para dar una mayor verisimilitud, a esta especie de documental. Un recurso que emplearía en obras posteriores como “George Sprott”, en 2009. 


Sobre la edición de Sin Sentido, destacar la gran labor realizada, con una presentación, un diseño interior y una rotulación, espectacular. Personalmente, hubiera preferido la publicación a un mayor tamaño, para su mejor lectura.

Sinceramente “Wimblendon Green”, me ha encantado. Seth, no se limita sólo a contar la historia de un coleccionista, sus entresijos, la vida de sus autores o de los propios aficionados. Deja entrever, aquella política comercial, especulativa que hubo con los tebeos (¿recuerdan los tebeos de Image o Marvel en los noventa?). Un despropósito que aún hoy tiene sus ecos, algo que en definitiva hizo un daño irreparable a la industria, y que aún hoy día seguimos pagando.

"Wimblendon Green. El mayor coleccionista de cómics del mundo"

Guión y dibujos: Seth
Editorial: Sin Sentido
Formato: cartoné, 128 páginas, 15,5 x 21 cm, bitono
Edición original: Wimblendon Green: The Greatest Comic
Book Collector in the World, Drawn & Quarterly
Traducción: Lorenzo Díaz
PVP: 19 €

Valoración: ****

2 comentarios:

Nemo dijo...

A mí la historia de Wimbledon Green me recuerda a mis veranos cuando era un crío en el pueblo con mis abuelos. En la ventana de la barbería del pueblo se exponían las publicaciones viejas que leían los clientes mientras hacían cola y que luego se vendían. Así consegui algunos ejemplares de Príncipe Valiente de Burulan. Donde menos lo esperas salta la liebre.

Javier Mesón dijo...

Recuerdo también durante mi infancia ir a Castellón y rebuscar entre los kioscos de la playa: tebeos antiguos de Vertice de Flash Gordon, Kung Fu de Gulacy o de Zinco de Batman y Superman. Era todo un acontecimiento, era la busqueda de la joya perdida.

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