La lectura de una nueva obra publicada en nuestro país de Joann Sfar, siempre es una buena oportunidad de aprender algo nuevo de éste genio francés, es el caso de “Las olivas negras”. Una historia ambientada en la Judea de hace unos 2000 años, en plena ocupación romana; protagonizada por un niño llamado Gamaliel, un jovencito inteligente y perspicaz, que junto con su padre, un humilde pastor, se dirigen a Jerusalén a celebrar la Pascua, para honrar la muerte de su madre. Una vez allí conocerán Tsíporah, una joven comerciante de figuras de barro (que tendrá en un posteriores encuentros un papel importante en la trama); para continuar su camino hacia el templo, donde sin buscarlo, el padre del muchacho por desavenencias con el animal a sacrificar, con un sacerdote, se verá envuelto en un disputa con él y el resto de asistentes. Al que acudirán urgentemente la guardia romana, para sofocar la revuelta, con consecuencias impredecible, como el apresamiento del niño. Su padre hará todo lo posible para salvarlo, con la ayuda de Tsíporah, y dos legionarios romanos que quieren desertar, Camulos y Cotus, hacia la montaña, para lo cual se visten de hebreos; en su huída, el padre cae ante el ejercito prisionero. No teniendo más remedio que escapar el resto del grupo, hacía el campamento donde se encuentra el hermano de Tsíporah, Josué, un hombre estricto con los preceptos de su religión, que lleva hasta sus últimas consecuencias.
Ya en el segundo álbum, el protagonismo de la historia recae en Gamaliel y Josué, los cuales parten hacía Jerusalén, en busca del padre del niño, para liberarle, no sin antes encontrarse con el Adán Harishon, un hombre muy anciano, el primer Adán, que les dará unos sabios consejos. Mientras que uno de los soldados romanos se ve envuelto en una historia de amor, que le puede traer muchas complicaciones; en el camino se encontrarán con el profeta Yeshayahu, un hombre un tanto especial, que después de ciertos avatares con uno de los hombre de la aldea, que sigue los pasos del muchacho, se une a su viaje, en busca de Gamaliel y la puesta en libertad de su padre. Al llegar al tercer volumen, Gamaliel, se verá las caras con un cocinero, Moshe, un esclavo que le quita un preciado cuchillo; como castigo su ama le manda llevar al muchacho a ver los Gladiadores, con la peculiaridad de ver entrenar a los enanos en el circo romano, en medio de una revuelta en la ciudad que traerá consecuencias fatales para sus habitantes.
Ya en el segundo álbum, el protagonismo de la historia recae en Gamaliel y Josué, los cuales parten hacía Jerusalén, en busca del padre del niño, para liberarle, no sin antes encontrarse con el Adán Harishon, un hombre muy anciano, el primer Adán, que les dará unos sabios consejos. Mientras que uno de los soldados romanos se ve envuelto en una historia de amor, que le puede traer muchas complicaciones; en el camino se encontrarán con el profeta Yeshayahu, un hombre un tanto especial, que después de ciertos avatares con uno de los hombre de la aldea, que sigue los pasos del muchacho, se une a su viaje, en busca de Gamaliel y la puesta en libertad de su padre. Al llegar al tercer volumen, Gamaliel, se verá las caras con un cocinero, Moshe, un esclavo que le quita un preciado cuchillo; como castigo su ama le manda llevar al muchacho a ver los Gladiadores, con la peculiaridad de ver entrenar a los enanos en el circo romano, en medio de una revuelta en la ciudad que traerá consecuencias fatales para sus habitantes.
Joann Sfar (Niza, 1971), regresa en ésta obra, con uno de sus temas preferidos, contar historias con raíces judías, pues el es descendiente de esa religión. Como ya hiciera en obras como El gato del Rabino o Klezmer (dos autenticas delicias de obras), Sfar nos cuenta algo más de las costumbres judías, con telón de fondo en la lejana Judea, envolviéndonos en un periodo importante de la historia, en un relato lleno de sencillez, emotivo, donde el amor surge de forma inesperada, la demostración del cariño que siente un hijo hacia el padre, o la fe al Eterno. Éstas son las claves para entender esta cautivadora historia, que contiene algunos momentos divertidos, aunque los hechos que se narran son trascendentes para entender la persecución que sufrían los hebreos. Una obra que concluirá próximamente en un cuarto tomo (aún no ha aparecido en Francia).
En cuanto al apartado gráfico Enmanuelle Guibert (París, 1964), autor de “El Fotógrafo, La guerra de Alan o Brune”, nos deslumbra con su habitual maestría, un trazo sencillo y elegante, uno de sus trabajos más conseguidos y mejor ambientados; con una particularidad, en el tercer tomo la calidad artística aumenta exponencialmente a medida que avanzamos en la lectura. Algo que sin duda los lectores sabrán apreciar, para darse cuanta de la calidad artística que el francés, viene demostrando a lo largo de esto años.
Sinceramente, en La olivas negras encontrareis una excelente lectura, llena de sorpresas; una reflexión acerca del judaísmo, con el aliciente de ver a dos genios de la BD francesa. Una obra que recomiendo efusivamente, solamente tenéis que acercaros a vuestra librería y contemplar sus páginas, para daros cuenta de la grandeza de la obra.
“Las olivas negras”
T 1. ¿Por qué esta noche es diferente de otras noches?
T 2. Adán Harishon“Las olivas negras”
T 1. ¿Por qué esta noche es diferente de otras noches?
T 3. No comerás el cabrito en la leche de su madre
Guión: Joann Sfar
Dibujos: Enmanuelle Guibert
Color: Walter
Editorial: Ediciones Kraken
Edición original: Les olives noires, Dupuis
T 1. Pourquois cette nuit est-elle differente des autres nuites?
T 2. Adam Harishon
T 3. Tu ne mangeras pas le chevreau dans le lait de sa mère
Traducción: Carlos López Ortiz
Formato: cartoné, 22 x 29’5 cms
48 Páginas, 12’90 € c/u.
Valoración: ****
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