El conflicto entre Israel y
Palestina dura ya demasiadas décadas, sin vistas que lleguen a su fin algún
día. Ambos estados están enfrentados por diversos territorios, es el caso de la
ciudad de Jerusalén, cuya disputa continúa, tras la Guerra de los seis días (junio de 1967). Un hecho que no pasa desapercibido para el mundo del cómic, con
la publicación de la novela gráfica de Jerusalén, a cargo de Boaz Yakin y Nick
Bertozzi (al que ya pudimos leer en Houdini, el rey de las esposas). Dos
autores que nos vienen a narrar como dos hermanos, Izak y Yakov
Halaby, se enfrentan durante años por mantenerse uno por el encima del otro.
Llegando a esclavizar económicamente y moralmente Yakov, a Izak.
La historia nos sitúa en el año
1945, en un colegio religioso privado, donde Jonathan Halaby (el hijo de Yakov), es reprendido por
el sacerdote Cartin, por hablar en hebreo, que está totalmente prohibido en horas
lectivas. Un hecho que le acarreará un grave problema, al enfrentarse con el
profesor, ante la atenta mirada de su primo Motti (el hijo de Izak). Ambos jóvenes mantienen una
muy buena relación a pesar de las disputas entre sus padres, y la constante
presión al que es sometida la familia de Motti; compuesta por sus hermanos
Avraham, David, Ezra y Devora y sus padres Izak y Emily Halaby. Entre los
propios hermanos las diferencias afloran a la superficie a cada momento; siendo
el único lugar de paz, para la castigada mente del muchacho, el valle de los
secretos; un lugar apacible donde acudir, sentirse a gusto y soñar para pedir un deseo.
A medida que avanza la novela
gráfica, vemos como se recrudece la situación de los palestinos, intentando por
todos los medios repartir octavillas contra la ocupación, diversos altercados
en el colegio de sus alumnos, o el acto terrorista en la embajada inglesa. A lo
que se une la detención Izak por impago de la casa a su hermano Yakov, y su
posterior encarcelamiento; así como la llegada de la mujer de David, Sylvia, en
estado de buena esperanza. Un ambiente realmente brutal, enrarecido, que
reproduce fielmente los acontecimientos tan terribles que dos familias tuvieron
que padecer; con un futuro incierto, en el que la política y el conflicto
armado, estaban a pie de calle al menos para las tres generaciones protagonistas
de esta historia. En el que viene a remarcar que la sangre sigue derramándose
entre hermanos, padres e hijos por un pedazo de tierra.
Boaz Yakin, norteamericano como su compañero Nick Bertozzi, pero de origen israelí, construye una trama, que pone de manifiesto, la triste situación que vive el pueblo, o de cómo Jerusalén forma parte indivisible en la mente de ambos bandos. Ninguno quiere hacer renuncia alguna, con el consiguiente sufrimiento y desgaste tanto social y personal para el pueblo de a pie. Un guión muy bien hilvanado que nos transporta a un conflicto basado en hechos reales, donde hay momentos de ternura, odio, sorpresa, indignación, tristeza e ira. En referencia a Nick Bertozzi, mediante un trazo sencillo y efectivo, nos transmite a la perfección los gestos de los protagonistas, en cada movimiento, con unas miradas que lo dicen todo. Sus personajes, son protagonistas de las mayores felonías, la de una tragedia que les lleva a un destino demasiado incierto.
La edición de La Cúpula cuenta
con un bonito envoltorio, y un atractivo diseño, que hace del tomo una pieza
manejable y de fácil lectura en cualquier parte.
“Jerusalén”, viene a demostrar
que aún queda mucho por contar sobre este asunto de tan difícil solución. Sirva
esta historia de ejemplo del padecimiento de una familia, que podría ser la de cualquiera
en esa tierra prometida. Una buena lectura que no debes perderte.
“Jerusalén. Un retrato de familia”
Guión: Boaz Yakin
Dibujos: Nick Bertozzi
Editorial: La Cúpula
Formato: cartoné, 252 páginas, 15
x 21 cm, b/n
Edición original: Jerusalem,
First Second
Traducción: Francisco Pérez
Navarro
PVP: 28 €
Valoración: *** ½
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