Durante el 2013 pasó de puntillas
para algunos lectores, una historia que quiero hoy reivindicar, tanto por su temática,
como por el mensaje que quiere transmitir contra la estupidez humana, la
intolerancia de ideas, culturas y razas. Estoy hablando de “El mono de
Hartlepool”, una estupenda fábula (publicada por Dibbuks), creada por dos
galos: Wilfrid Lupano y Jérémie Moreau. Una historia que sorprende en todo
momento por la situación tan rocambolesca que debe vivir un pobre chimpancé, en
el pueblo costero inglés de Hartlepool: cuya única preocupación es aniquilar al
enemigo que cree haber apresado.
La historia nos sitúa en pleno
siglo XIX, en el año 1814, en pleno conflicto entre ingleses y franceses,
cuando un navío de la flota napoleónica tras una terrible tormenta, naufraga
cerca de la costa inglesa. Dos son los únicos supervivientes, un chimpancé (la
mascota del capitán del barco), de nombre, Nelson, y un joven grumete llamado
Phillip. El animal aparecerá en una playa, siendo encontrado vestido con unas ropas de
la marina francesa, junto con el resto de restos del navío. Mientras que el
muchacho, despierta en una playa, en el que hay unos niños jugando, tomándole
por uno de su nacionalidad.
La mala fortuna, y la inclemencia climatológicas, hace que el Dr. Robert Darwin, tenga que pasar una noche en aquella localidad en compañía de su hijo, con la justa intención de partir al día siguiente. Nada más lejos de la realidad, su deseo se verá interrumpido ante los desgraciados acontecimientos que el pobre animal está viviendo en sus carnes, al ser confundido por los lugareños por un militar francés. Su intención es juzgarle y declararle culpable para colgarle del palo de un mástil. Phillip, no puede más que ser testigo del desalentador panorama, poco después de entablar cierta amistad con los niños de lugar.
La mala fortuna, y la inclemencia climatológicas, hace que el Dr. Robert Darwin, tenga que pasar una noche en aquella localidad en compañía de su hijo, con la justa intención de partir al día siguiente. Nada más lejos de la realidad, su deseo se verá interrumpido ante los desgraciados acontecimientos que el pobre animal está viviendo en sus carnes, al ser confundido por los lugareños por un militar francés. Su intención es juzgarle y declararle culpable para colgarle del palo de un mástil. Phillip, no puede más que ser testigo del desalentador panorama, poco después de entablar cierta amistad con los niños de lugar.
El guión de “El mono de
Hartlepool”, parte de un veterano guionista como Wilfrid Lupano (1971, Nantes),
autor de obra como “Alim el curtidor”; tomando como punto de partida una
leyenda del norte de Inglaterra, para contar esta impactante historia, del que
puedo asegurar que nos dejará asombrado por su desenlace final. A su lado
tiene, al joven Jérémie Moreau (1987, París), cuyo primer trabajo
es éste precisamente en el Noveno Arte, con un resultado brillante, en cuanto a
composición y dibujo, con un estilo un poco caricaturesco, que le viene como
anillo al dedo a esta fábula tragicómica. El autor estuvo presente en el pasado
Expocómic de Madrid, invitado por la propia editorial Dibbuks.
En cuanto a la edición de Dibbuks, destacaría el empaque del álbum en cuanto a formato, y la elección de Fernando
Fuentes, en la rotulación. Un destacado profesional que está despuntando en
varias editoriales en la actualidad, con un papel muy acertado.
Sinceramente,
si no leíste en su día “El mono de Hartlepool”, aún estás a tiempo de leer una
joya del cómic galo. Un trabajo que fue seleccionado para los Premios oficiales
del Festival de Angoulême el pasado 2013.
Vaya desde aquí mi recomendación más efusiva.
“El
mono de Hartlepool”
Guión: Wilfrid Lupano
Dibujos y color: Jérémie Moreau
Editorial: Dibbuks
Formato: cartoné, 96 páginas, 19,5
x 27,5 cm
Traducción: Diego Álvarez
Edición original: Le singe de Hartlepool,
Guy Delcourt
PVP: 18 €
Valoración: ****
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