Una historia en la que seremos testigos en los dibujos de Guibert, y las fotos de Keler, del final del conflicto en Kosovo, y los rescoldos que aún permanecían latentes en la población, como las casas incendiadas de gitanos, que dejan constancia de la intolerancia de los kosovares. Así como la visita a un campo de refugiados, y el éxodo de esta gente, en una antigua estación de tren. Para pasar a otro viaje, en el que atraviesa Europa, desde París, hasta Belgrado, en la que contará con un Nada: una trabajadora social, con la que pudo entrar en el poblado chabolista de Gazela, y hacer su trabajo. Una mujer comprometida en ayudar a los gitanos y en escolarizar a los niños, algo en lo que está convencida de que puede sacar de las chabolas en el futuro a estas personas.
Otro de sus viajes, a la República Checa, hace rememorar la muerte de su abuelo en un campo de exterminio nazi, Buchenwald, y el de su abuela y su hija más pequeña, en Auschwitz. Un viaje, en el que será testigo del odio y la intolerancia de los neonazis contra los romaníes, con una marcha por la ciudad de Litvinov; y la entrega de una carta a un concejal, para la entrega de unas firmas. Así como la visita a un gueto, en Chanov, o la constancia del incendio de una casa en Vitok, con graves consecuencias para una niña.
Italia, también será el centro de un foco racista, en Calabria, con un gueto, lleno de miseria, en el que entrará en contacto con sus gentes, gracias a la mediación de un “fixer”. Un lugar, en el que sobreviven, con el reciclaje de metales, en medio de basura y una pobreza extrema. Marchando de allí, con algún que otro susto, la cámara rota, y una fractura de muñeca de recuerdo.
Entre reportaje y reportaje, tendrá tiempo de establecer amistad, con el jefe oficial de un poblado, un “Vajda”, de nombre, Milan. Un lugar llamado Osada de Letanovce, en Eslovaquia, en el que Keler, será testigo de un acto denigrante en un restaurante, al no ser atendido el romaníe, para almorzar. Finalizando el álbum, con la aparición de una bailarina gitana, Kesaj Tchavé, y la visita del arrabal parisino de romaníes, de Monteuil, en pleno momento de la expulsión de esta gente sin recursos, de Francia, llena de miedo y de dolor.
El álbum lo completa, un epilogo, y unos explicaciones extras, que intentan situar al lector de la gravedad de los hechos, y de la persecución sistemática de un pueblo. Acompañado de un gran número de fotos, de los lugares por los que ha pasado el fotoperiodista, y de sus gentes: rostros en los que se muestran la desesperación que habita en sus vidas.
“Un viaje entre gitanos”, viene a ser una denuncia social, que quiere informar de lo que está sucediendo aquí, no tan lejos de nuestros hogares. Un asunto en el que los gobiernos deberían reflexionar y tomar decisiones a favor de un pueblo olvidado, que se arraiga en el corazón de Europa. Con estas palabras: “No debemos maltratar a los gitanos”, resume el espíritu con el que esta obra ha sido realizada, gracias a unos dibujos certeros de Emmanuel Guibert, que nos brinda una vez más, su maestría y sencillez a la hora de plasmar una idea.
Este trabajo, resume la forma de vida de personas, a las que debemos respeto y comprensión, a favor de una integración social. Una lectura de lo más instructiva, que nos sirve para ser consciente del problema y de sus consecuencias.
“Un viaje entre gitanos”
Guión y fotografías: Alain Keler
Dibujos: Emmanuel Guibert
Color: Frédéric Lemercier
Editorial: Sins Entido
Formato: rústica con solapas, 96 páginas, 20 x 29,5 cm
Edición original: Des nouvelles d'Alain, Les Arènes - XXI
Traducción: Julia Osuna
PVP: 20 €
Valoración: *** ½
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