jueves, 29 de noviembre de 2012

Lecturas: 1968, un año de rombos, de Juan Álvarez


Había una vez un televisión, la pionera Televisión Española, donde lo programas se veían en blanco y negro; era la España de la dictadura franquista, en el que los niños encontraban una ventana a la imaginación y la fantasía, con las series y programas infantiles allá por los años sesenta. Una programación que contaba con un buen número de seguidores infantiles, a los que dejaron huella. Fruto de aquella época, surge en este 2012, una visión de aquella época dorada de la televisión dirigida a los más pequeños, un tebeo de referencia: 1968, un año de rombos, de la mano de Juan Álvarez (Mazarrón, Murcia, 1960). El creador entre otros de Los mendrugos, junto con el colorista Jorge Gómez, para la revista El Jueves.

1968, un año de rombos, narra en parte la infancia del autor, bajo la perspectiva de aquel niño llamado Juanito. Cuya infancia, caminaba como la de otros muchos niños de aquella generación, la de aquellos que compartieron juegos, lecturas y horas de televisión; donde aquellos rombos aparecían en la pequeña pantalla, bajo un Régimen que campaba a sus anchas. Algo que no impedía soñar  a esos niños que veían la tele en blanco y negro, en un mundo de color, que campaba por los barrios y los pueblos de la geografía española.

Un álbum donde seremos testigos de historias cortas de una página, de lo que significa el pecado a esas edades, la llegada del circo, el aprendizaje, el corte de pelo al estilo Marcelino pan y vino o el cariño de un tío “chacho”. Además de  las funciones de teatro, el primer descalabro, el famoso hombre del tiempo, las series de televisión del calibre de Ironside, El Fugitivo o Perdidos en el espacio; la amistad, las excursiones, el primer Tintín, los juegos como el Guá o la playa. Todo ello regado por anécdotas, que acaban en cada página, con un viñeta en frente al televisor; en un final evocador, donde todo parece igual en el subconsciente de los niños, aunque hayan transcurrido los años.


Juan Álvarez, en un ejercicio de nostalgia, nos brinda un buen trabajo, donde reflexiona sobre sus vivencias, la vida, la muerte y la verdadera amistad, a través de la televisión. Una etapa, la de la infancia, llena de ilusiones, donde poco a poco uno va descubriendo el sentido de las cosas, creciendo y madurando mentalmente. Y eso, es algo que Álvarez borda en esta obra, llena de momentos vibrantes; acompañado de un dibujo sencillo y conciso, que le vale para ir directamente a la memoria y el corazón del lector.

El álbum rinde homenaje a todos los niños de esa generación, recuperando parte de la memoria colectiva de una etapa muy importante de nuestras vidas. El tomo lo completa un precioso prólogo del genuino Antoni Guiral..

Sinceramente, 1968, un año de rombos, te llegará como lector, en una historia sobresaliente, que nos recuerda que una vez fuimos niños y comenzamos a ver la televisión a una tempra edad. ¡No se lo pierdan!

“1968, un año de rombos”

Guión y dibujos: Juan Álvarez
Colección: Solysombra nº 63
Editorial: Edicions de Ponent
Formato: rústica con solapas, 60 páginas, 19 x 26 cm, b/n
PVP: 16 

Valoración: *** ½

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