La iraní Marjane
Satrapi, vuelve a la carga con otra de sus obras más emblemáticas dentro del
panorama de la historieta. Estoy hablando de “Pollo con Ciruelas” (Norma
Editorial), cuya versión cinematográfica se estrena el próximo viernes 3 de
agosto. Un nuevo film, en el que Satrapi repite dirección con Vincent Paronnaud, tras Persépolis en 2007; juntos firman la adaptación de esta singular historia de amor, y pasión por la música de un violinista
llamado Nasser Ali, que cae en desgracia tras la rotura de su pieza más
codiciada.
La historia está ambientada en Teherán, en el Irán de 1958, comenzado con la busqueda de Nasser Ali (Mathieu Amalric) de un violín (sin éxito alguno), que sustituya al que su maestro le regalo cuando se convirtió en su mejor discípulo. Su mujer, Faringuisse (María de Medeiros), harta de la trabajar, cocinar, y llevar el peso de la familia, decide romperle el instrumento perfecto para su marido, el que le da la vida musicalmente, como afrenta por la vida tan desasfectiva que lleva. Ella no entiende que se casó con un músico, que recorrió medio mundo dando lo mejor de sí en sus actuaciones y maravillando a los espectadores. Desde ese momento Nasser Ali reflexiona sobre su vida, y decide acabar con ella, no hay nada que le motiva para seguir viviendo, ni siquiera sus hijos. Poco a poco se va dejando llevar, con ensoñaciones sobre hija en un futuro, o su amor verdadero cuando estaba estudiando, la joven y bella Irán (Golshifteh Farahani). Ni siquiera la visita de su hermano pequeño hace que recobre la cordura, o la preparación por parte de su mujer, de su plato favorito “Pollo con Ciruelas”. La visita del ángel de la muerte, Azrael, será uno de los momentos claves en sus últimos días.
“Pollo con Ciruelas”
está concebida en ocho días, o jornadas, en las que Satrapi, intenta volcar los
mejor del cómic, con un ritmo diferente, a veces demasiado lento, que se ve
acelerado hacia el final del film. Lo mejor de la película para mi gusto es la
actuación de Mathieu Amalric, con una expresividad fuera
de toda duda, junto con la bella y
original ambientación de la historia. Sin olvidar la defensa del amor verdadero
e imperecedero de una juventud, marcada por la desaprobación de un padre con su
hija.
Todos aquellos seguidores de Marjane Satrapi, encontrarán el lado más evocador de la autora, en una especie de cuento árabe sacado de “Las mil y unas noches”. Del que sin duda me quedaría con un bonito final, muy del gusto femenino.
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