El tema de la prostitución, es un tema bastante tabú en sociedad que se considera tan avanzada. Una profesión milenaria, para algunos tan loable como cualquier otra, y para otros denostada, que hace a la mujer una mercancía, en vez de un ser humano. Desde el punto de vista más favorable, el canadiense Chester Brown (1960, Montreal), mantiene en su última obra: “Pagando por ello" (Memorias en cómic de un putero), una defensa enconada de los servicios sexuales, tan necesarios y tan dignos como cualquier otro oficio, sin suponerle ningún problema moral. Es más, defiende su legalización, como otra forma de entendimiento, sin ataduras, tan solo sexo, y sin “amor romántico”, que el lo llama, que estropea la relaciones en las parejas, fruto de una monogamia que él no gusta de practicar.
En “Pagando por
ello”, Brown nos relata, como tras dejarle su novia, Sook-Yin, en 1996, después
de varios años de relación, decide superar sus miedos y buscar a profesionales
del sexo, para satisfacer su apetito sexual, libre de ataduras. Pidiendo algún
que otro consejo a otros colegas de profesión como él: Seth, Joe Matt, con
distintos pareceres a nuestro protagonista. Así, de esta manera acude a su
primera cita, Carla (ir al lugar donde está la prostituta se llama Incall,
y al reves Outcall), con la que tiene algún que otro problema para comenzar.
Está un poco asustado, para completar más tarde un servicio placentero,
liberador mentalmente, que decide continuar con esta práctica. A Carla la sucederán
otras chicas como Angelina, Anne, Amanda, Susan, Wendy, Diane, así hasta un
innumerable número, hasta que en 2003, encuentra a Denise. Con la que establece
una extraña relación, de cliente enamorado de su prostituta, con la que quiere
mantener una relación monogámica, mientras haya una transacción económica.
Nunca había sentido nada igual por ninguna otra, aunque fueran estupendas, una
delicia en la cama o tuvieran cuerpos esculturales. Con ella es diferente, se
siente a gusto a su lado, y piensa acudir a ella hasta que pueda.
Chester Brown con
obras como “Ed, el payaso feliz”, “El Playboy”, “Nunca me
has gustado”, o “Louis Riel”, ganaron el favor de la crítica y los
profesionales del medio. Ahora, acomete en “Pagando
por ello”, uno de sus trabajos más personales, pensados y difíciles de llevar a
cabo. Sin caer en lo pornográfico, con un respeto por las mujeres que aparecen
(ningún nombre es real, han sido cambiados), para que sus rostros o lugares de
trabajo no sean reconocibles; por temor a que se las señale, y las posibles
consecuencias. En el apartado gráfico, guarda una composición muy lineal, muy
parecida, con viñetas una, y otra vez repetidas, para darle un tono sosegado,
de normalidad a la historia. Al final vienen unas
interesantes notas, sobre su postura ante la prostitución.
En cuanto a la publicación, tengo que felicitar a La Cúpula, que ha respetado la edición original
en cuanto a formato y calidad. Personalmente la hubiera preferido a un mayor
tamaño, para apreciar más si cabe el trabajo de las 227 páginas de viñetas que aparecen
la novela gráfica un tanto comprimidas.
“Pagando por ello”,
me ha parecido unas memorias valientes, por contar algo tan íntimo, tan
personal (en el que el mismo se muestra desnudo sin pudor alguno), y hacerlo
público de esta manera, sin sopesar la opinión del resto de mortales.
Planteando un debate abierto sobre la función de la prostitución, el amor y las
relaciones de pareja. Una que a buen seguro no os va a
dejar indiferentes.
“Pagando por ello. Memorias en cómic de un putero”
Guión y dibujos: Chester Brown
Introducción: Robert Crumb
Introducción: Robert Crumb
Editorial: La Cúpula
Formato: cartoné con sobrecubierta, 282 páginas, 14 x 19 cm, b/n
Edición original: Paying for it, Drawn and Quarterly
Traducción: Montserrat Terrones
PVP: 26 €
Valoración: ****
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