Con motivo de la edición del coleccionable de TBO de Salvat, y la recuperación de parte de sus historias, me he puesto en contacto con una de las personas que estuvieron en la redacción editorial. Estoy hablando de la secretaría de redacción Rosa Segura (Barcelona, 1925), que trabajo en la editorial desde el 2 de enero de 1956 a 1960, y desde 1975 a 1983; en esta última etapa estuvo al pie del cañón contestando a lectores, algún que otro guión para La familia Ulises y las labores típicas de su profesión. La publicación de sus memorias en el año 2006, “Ediciones TBO ¿dígame?”, por Ediciones Marré, supone uno de los textos más originales y entretenidos, de una parte de la historia de los tebeos en España, del TBO; una revista infantil con el que tantos niños y no tan niños disfrutaron de un humor blanco durante toda una vida.
-¿Qué motivó la realización de sus memorias, Ediciones TBO ¿dígame?, en 2006? ¿Desde cuando tenía en mente escribir su libro?
Lo tenía in mente desde hacía años. Mi inclinación a escribir la manifesté ya desde mi tierna infancia. He escrito poesía, teatro... ¿Por qué no hacerlo sobre el
TBO, una revista tan popular? Allí trabajé varios años y podía explicar muchas cosas
"desde dentro" sin hacer demasiada historia formal, cosa que ya se había escrito hasta la saciedad. Era, pues, algo nuevo que, ¡ilusa de mí!, estaba convencida de que me abriría todas las puertas de las editoriales. Así que contacté con
Albert Viña y le expuse el proyecto, para conocer su opinión. Le pareció que podía ser interesante, aunque, me recordó la famosa frase:
"Está más visto que el TBO". No me desanimé y empecé a escribir el libro. No tuve suerte con las editoriales donde lo presenté y me lancé a la autoedición.
Albert Viña, tuvo la generosidad de contribuir al coste; se quedó con la mitad de los ejemplares (40) para regalar a sus familiares y amigos y yo hice lo mismo. Luego tuve que encargar tres reimpresiones más, ya a petición de personas interesadas en comprarlo, que se enteraron de su existencia principalmente por unas entrevistas de
Jordi Artigas en
"Cómic de la Prensa Comarcal" y
Javier Pérez Andujar en
"El País", y por el foro de Internet
LaT.I.A.com - Cuartel General, así como por una entrevista con
Jordi Sacristán en la emisora
COM Ràdio.
Rosa Segura, junto al director de TBO, Alberto Viña
-¿Cómo era un día cualquiera en la redacción de TBO?
Yo, como secretaria, me ocupaba de las tareas normales de una oficina, aunque aquel no fuera un despacho cualquiera. Formábamos parte de un equipo que creaba ilusión y diversión para niños y adultos. Los trabajos que se realizaban en el despacho estaban a cargo de los cinco empleados con sueldo fijo que componíamos la plantilla: 2 en el almacén y 3 administrativos. Y en lo que afecta a los máximos responsables eran don Emilio Viña, respaldado por su hijo Albert, y su socio, el señor Buigas, aunque él no intervenía para nada en los trabajos de la oficina. Ocupaba su tiempo escribiendo guiones. Emilio Viña principalmente se ocupaba de la traducción de los guiones que el señor Buigas escribía en catalán, así como a la lectura y corrección de los textos presentados. Albert colaboraba también en el repaso minucioso de los diálogos de las historietas, recibía las visitas y atendía llamadas telefónicas de la imprenta y proveedores, hasta que todo estaba visto y conforme. Dibujantes y colaboradores acudían a la editorial para entregar sus trabajos. Cuando los traían, yo les recibía. Tratar con artistas como Benejam, Opisso o Coll, por mencionar algunos, era un privilegio. También atendía a lectores y fans que se acercaban a conocer la redacción. Algunos simplemente venían a comprar la revista, pero otros pedían si era posible visitar nuestras instalaciones. Siempre se les complacía y si Albert Viña no estaba ocupado, solía acompañarles personalmente, explicándoles detalles y anécdotas. Generalmente los visitantes salían con algún ejemplar, regalo de la casa, elegido de entre los muchos que se guardaban en el almacén.
TBO nº 2300
-¿Con qué etapa de la revista del TBO se quedaría?
Ambas fueron interesantes, pese a los problemas que habían surgido en la última. Si me lo preguntas a nivel profesional, yo disfruté más en mi segunda etapa, puesto que combinaba los trabajos como secretaria con mi cargo de responsable del "Correo del Lector" y mis colaboraciones en la página "De Todo un Poco" y con algunos guiones de "La Familia Ulises". Ello me daba la posibilidad de escribir, que era lo que a mí más me gustaba. Si me lo preguntas como lectora, me gustaba más la época clásica.
-¿Cómo se vivía la rivalidad editorial de TBO con Editorial Bruguera? ¿Recuerda alguna anécdota?
Se hablaba poquísimo de la competencia, aunque se conocía el interés de Bruguera por quedarse con TBO. Hasta que lo logró.
-¿Cuál era la forma de planificar el Sr. Albert Viña la revista hasta su salida al kiosco?
Cuando él tomó las riendas de la editorial, se puso al frente de todo el proceso. El primer paso en cuanto llegaba un guión, era repasarlo y hacer las modificaciones que él considerara pertinentes. Luego lo asignaba al dibujante que consideraba más adecuado. Había una cierta especialización, es decir, que si la historieta estaba ambientada, por ejemplo, en el oeste se le daba a un dibujante, si era una caricatura a otro, etc. Además, cada sección tenía su responsable. Una vez los dibujos estaban listos, coordinaba junto con sus colaboradores, especialmente con Josep María F. Sirvent y Carlos Bech, el contenido y la maquetación de las páginas. El siguiente paso era el envío a la imprenta, que estaba en un local aparte. Y una vez el TBO estaba a punto, pasaba por la sección de expediciones, donde se empaquetaban y se distribuían por toda España. Bueno, hay que decir que había también suscriptores en Latinoamérica, así que el TBO llegaba muy lejos.
-Hablemos de los autores que trabajaron para TBO, ¿con cuales tenía mayor relación? ¿Cuáles eran los más ingeniosos?
De los colaboradores literarios con Carles Bech que era quien acudía con más frecuencia al despacho. Siempre tenía una palabra amable para todo el mundo y como era un gran conversador nos entretenía con sus "cuentos". De los dibujantes con quien más me relacionaba era con Ramón Sabatés, ya que compartíamos aficiones comunes. Él era amigo y vecino del tenor Hipólito Lázaro y solíamos charlar de música. ¿Ingeniosos? Pues la verdad es que, aunque todos eran muy simpáticos y comunicativos, no solían bromear excepto el señor Bech que siempre tenía anécdotas que explicar.
- ¿Qué supuso la marcha de Coll en la revista TBO? ¿Qué nos podría decir Coll como profesional? ¿Cómo era su relación con el resto de dibujantes?
A Josep Coll, se le apreciaba muchísimo y el señor Buigas había dado instrucciones para que se aceptaran todos los dibujos que presentara. Pero por muchos que fueran... no daban para mantener a flote la economía de una familia, ni aunque trabajara para otras revistas. Así que, con el tiempo se desilusionó y tuvo que seguir trabajando en la empresa de la construcción, que era el negocio de su familia paterna, si bien seguía con algunas entregas de sus historietas. El trato en el TBO, pues, era muy bueno. Le recuerdo como un hombre que entraba siempre muy contento. Debía ser en la época en que esperaba poder dedicarse únicamente a dibujar y dejar la construcción. En el mundo de las artes, siempre ha existido el muro del dinero.
-¿Cómo vivió su etapa como guionista en La Familia Ulises?
La Familia Ulises era la página más famosa de la revista, por tanto, escribir historietas para ellos era un verdadero honor. Para mí fue una gran ilusión que Albert aceptara el primer guión que le presenté. Lo tenía escrito desde hacía bastante tiempo, pero nunca me había decidido a enseñárselo. El día que lo hice, Albert me dijo que le gustaba y que escribiera más. Aquel no llegó a publicarse porque el tema había quedado desfasado, pero sí los siguientes. Para escribirlos, a menudo me inspiraba en anécdotas reales, cosa habitual entre los guionistas de TBO. Me puedo ufanar de haber tenido el privilegio de escribir algunos de los últimos guiones originales de La Familia Ulises, una de las mayores satisfacciones de mi colaboración tebeística.
-En su segunda etapa en TBO, se encargaba de responder a los lectores, ¿recuerda alguna anécdota divertida?
Las cartas que se recibían eran muy variadas. Algunas preguntaban cosas que se podían encontrar con relativa facilidad, pero otras requerían de muchas horas de búsqueda, consultas de libros especializados, llamadas telefónicas a especialistas en los diversos temas... También preguntaban cosas sobre actores o cantantes famosos y en algunas ocasiones me podía poner directamente en contacto con ellos para obtener la información de primera mano. La mayoría eran muy amables. Recuerdo, por ejemplo haber sido atendida por Montserrat Caballé o por Tete Montoliu. La verdad es que llamar de parte del TBO abría muchas puertas. Algunos lectores nos tomaban por el consultorio sentimental de Elena Francis, como aquel niño que nos preguntaba qué actitud tomar ante el nacimiento de un hermanito. Llegaban cartas con preguntas difíciles, con el ánimo de poner a prueba la cultura o la paciencia de la encargada del Correo. A veces protestaban porque habíamos dejado de publicar alguna historieta o por algunos cambios en la estructura de la revista y nos dedicaban alguna palabrita "fuerte". Recuerdo concretamente a un lector que protestó enérgicamente porque durante unas semanas los Ulises no se publicaron en la contraportada, como era tradicional, sustituyéndoles por una breve Mini-Biblioteca TBO. Nos decía que compraba el TBO para divertirse y que no quería historia, ni cultura, que para eso ya tenía muchos libros. Afortunadamente, este tipo de cartas no eran muy habituales, pero cuando llegaba alguna la contestaba personalmente Albert, con bastante contundencia, pero, esto sí, sin ofender.
De izquierda a derecha: Antonio, el encargado del almacén; Rosa, la secretaria; el señor Moreno, dibujante; don Alberto Viña, el director; el señor Bech, guionista; Xavier, ayudante de Antonio en los últimos días.
-Una vez decido el cierre de la revista, ¿por qué se opto por vender en 1983 TBO a su máxima rival de revistas infantiles?
Las ventas habían bajado de una manera alarmante. Los lectores habían cambiado a la tele, el coche y la casita en el campo y no tenían tiempo para la lectura de TBO. Se intentó de muchas maneras renovarlo con nuevos dibujantes jóvenes que dieron un aire diferente, más actual a las historietas, pero no se consiguió relanzarlo. Hubo que tomar la decisión de cerrar. Y como Editorial Bruguera hacía años insistía en quedárselo... se le complació.
-¿Cree que tendría cabida una revista como TBO en el siglo XXI?
No, no lo creo. Sólo sería lectura para nostálgicos. Los actuales lectores de cómics buscan un tipo de revista muy alejada de lo que fue el TBO tradicional.
-Que les diría a los lectores que estuvieran interesados en sus memorias, ¿qué van a encontrar en “Ediciones TBO ¿dígame?"?
Como ya dije, van a conocer el TBO por dentro y con unas pinceladas de humor, al menos es lo que me propuse al escribirlas. Una amiga me dijo que, leyendo el libro, se lo había pasado "pipa". Será porque es amiga mía. Lo malo (o bueno, según opiniones) es que... a ver. Sí, sólo me quedan cuatro ejemplares. ¡Vaya, está sonando el teléfono! Seguro que es un nostálgico lector que pide que le mande uno. Un abrazo a todos.
Muchas gracias por sus amables palabras.
Carta del ex alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, en agradecimiento por el envío del libro de Rosa Segura.
Traducción del catalán:
Querida amiga,
No he querido dejar de agradecerle personalmente el ejemplar dedicado de su libro "Ediciones TBO, Dígame" que me hizo llegar hace unos días.
Nuestra memoria personal y colectiva se va formando con muchos y variados recuerdos que van dibujando nuestro mapa biográfico, llenándolo de sensaciones, emociones, vivencias, libros, música. Sin duda el TBO forma parte de la vida de muchas personas y celebro que haya visto la luz la edición de este libro.
Cordialmente,
Jordi Hereu